domingo, 1 de agosto de 2010

"Schwanengesang" de Schubert

Franz Schubert, vienés, nace en 1797, y muere en 1828, con 31 años, admirador del gran Beethoven (1770-1827), compositor de gran cantidad de lieder, por los que será conocido a partir de su muerte, porque como tantos otros, en vida fue ignorado.

Uno de los ejemplos de este conocimiento póstumo es la colección "Schwanengesang", o sea, "El canto del cisne".

Dice la leyenda que el cisne, está mudo durante toda su vida y que sólo momentos antes de morir emite sonidos, en hermosas notas que pueden ser consideradas como el canto del animal al sentir que se marcha. La realidad es más prosaica, el cisne durante su vida hace ruidos diversos, los típicos graznidos y demás ruidos propios de las ánades, y al morir sigue en ese mismo estilo de sonidos guturales sin demasiada gracia, pero las leyendas son lo que son, y desde la antigüedad se consideró al cisne como un ave ejemplo de hermosura y gracilidad, un ave que fue consagrada a Apolo, dios de la poesía, la música, y lo adecuado que resulta que un ave apolínea (nunca mejor dicho) al encontrar la muerte libere todo su potencial musical en apenas unos segundos. Para los artistas la leyenda está por encima de la vulgar realidad.

"El canto del cisne" es una colección de lieder (canciones inspiradas en poemas), unidos por un muy ligero nexo, canciones que presentan situaciones de melancolía, situaciones que se subliman en una hermosa melodía que finaliza la escena.

Un lied de todos ellos es "Ständchen", o "Serenata", que representa la típica escena de la noche en que el amante canta a su amada implorando su amor.

(Traducción tomada de http://www.kalipedia.com/arte/tema/franz-schubert-lied-serenata.html?x=20070822klpartmsc_253.Kes , porque yo de alemán, no tengo idea)
En voz baja te imploran mis canciones a través de la noche.
En la tranquila arboleda de allá abajo, amada, ¡ven a mí!
Susurrantes se mecen las esbeltas copas a la luz de la luna;
no temas, mi amada, que un traidor enemigo nos aceche.
¿Oyes cantar a los ruiseñores?
¡Ay!, te imploran en tono de dulce queja, te imploran por mí.
Comprenden el anhelo del pecho, conocen las penas del amor,
y acarician con plateados sonidos a cada tierno corazón.
Deja también que tu pecho se conmueva ¡amada, escúchame!
¡Trémulo, impaciente, voy a tu encuentro! ¡Ven, hazme feliz!



Ironia de la vida es que el compositor de estas cosas tan bonitas, muere con apenas 31 años, dejando para la posteridad todo esto...El "Schwanengesang".