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domingo, 30 de noviembre de 2008

Arabesque nº1 de Claude Debussy.

Para hoy, Claude Debussy.
De él conoceréis “Claro de luna”, pero también existe una corta composición, que muchos habréis oído, pero que no sabéis el nombre, el “Arabesque nº1”
En la versión que os dejo, están tanto el Arabesque nº1 como el nº2:

La música en general es un arte abstracto, salvo la música vocal, claro, donde la música en mayor o menor cuantía acompaña a la letra, aunque hay veces, pocas, en que es al revés, donde un tema candado sólo es una forma de crear un ritmo, una especie de salmodia para que la música fluya.
Pues dentro de este arte abstracto, existe la música que evocadora, situaciones, como son los movimientos de las Cuatro Estaciones de Vivaldi, que evocan momentos de la naturaleza, son como cuadros bucólicos sonoros. También existe la evocación de sensaciones, sentimientos.
Rapsody in blue de Gershwin es uno de esos casos, como también lo es el Arabesque nº1, que es una melodía de luz, delicadeza, es para cerrar los ojos e imaginar un paseo por un jardín, entre sombras y luces que cruzan entre las hojas de los árboles. Destila el modernismo de la época que el tocó vivir al compositor francés (1862-1918).
Formalmente tiene una estructura en tres partes, en forma de A-B-A, donde en la primera se expone el tema principal, en la segunda se desarrolla un juego melódico introspectivo, como si improvisáramos silbando mientras paseamos por el jardín, y en la tercera parte se reexpone el tema principal desarrollándose en paralelo, como si hubiera dos personas en el mismo tema, hasta llegar al clímax, donde la dualidad del sonido se engarza en uno sólo.

Saludos.

sábado, 29 de noviembre de 2008

Concierto nº1 para piano de Tchaikovsky.

Por petición, toca el archiconocido Concierto nº1 para piano de Tchaikovsky (en Si bemol menor).

Primero vídeos:









Comentario sobre ellos, a pesar de que a veces la calidad del sonido no es la mejor, y que hay algún corte, la interpretación es muy buena.

A ver, cosas que decir sobre la obrita:
La base de la obra es la contraposición del piano sobre la orquesta, que en casos es muy evidente, pero incluso cuando parece que el piano sólo acompaña la armonía, en realidad la orquesta siempre está subordinada. Para darse cuenta de eso tan solo hay que fijarse en que el sonido del piano siempre está en primer plano y a veces algún instrumento “se le acerca”.
La verdad es que es una pieza muy exigente para el pianista, y no cualquiera puede tocarla (bueno sí, pero no satisfactoriamente).
Esta pieza en realidad es una unión de canciones folkóricas populares, tomadas de ámbitos diversos, pero evidentemente arregladas y orquestadas para que formen una unidad.

La parte más conocida es la inicial, que según contaba el mismo Tchaikovsky, basó en una melodía que escuchó a unos músicos callejeros, pero es que esta parte tiene un problema respecto a la obra, aparentemente, no tiene nada que ver con lo demás, tanto es así que la obra está en tonalidad de Si bemol menor y la parte inicial está en Re bemol mayor, sea, frente al cariz oscuro de toda la obra, el inicio es grandioso.
Pero esta es una obra muy secretista, en cierto sentido juguetona, porque aparenta que esa primera melodía es independiente al resto de la obra, pero en realidad no, porque los nexos están escondidos en esos momentos melódicos arrebatados que tiene la obra , para que la gente piense “Este Tchaikovsky es un compositor inspirado”, como queriendo llamar al romanticismo aparente de la situación, pero en realidad oculta con esto esas argucias técnicas. Casi parece que quisiera engañar al que escucha.
En resumen, parece una cosa que no es, porque lo que es está escondido para que no lo parezca.

Tchaikovsky pensó la obra para dedicarla y para que fuera interpretada por el pianista Nikolai Rubinstein.
Cuando este vio la pieza pensó que era una bazofia en todo aspecto, pero que si accedia a reformarla a su gusto, la tocaría...dolido, el compositor se negó.
Pero las vueltas que da la vida, la pieza fue estrenada en Estados Unidos, quedando muy contento Tchaikovsky, y la verdad es que tuvo que tener éxito, porque cuando tiempo después fue estrenada en Rusia, le tocó a Rubinstein primero dirigir, y luego interpretarla al piano, a pesar de sus reticencias por la obra que iba a estar dedicada a él mismo, aunque al final no fue así. Quedó el compositor por encima de los caprichos de prima donna que tienen los solistas.

Ay, Pedrito, que sensiblón que eras.