jueves, 23 de julio de 2009



Me imagino que todo el mundo conoce que es el actual himno vaticano, concretamente “Inno e Marcia Pontificale”, bueno, en realidad no es que sea un himno nacional, por las características propias que tiene la ciudad vaticana, pero como su nombre indica es el himno pontifical, o sea, de su Jefe de estado y cabeza de la Iglesia.

Está compuesto por Gounod, sí, el del Ave María adaptado de la pieza de Bach ya comentado por aquí, en 1869, en dedicatoria a Pio IX, que recordemos que fue el último que reinó sobre los antiguos Estados Papales en el centro de Italia, concretamente dentro del periodo de la revolución italiana de 1848 hasta el final de los estados en 1870.
Y tuvo mucho éxito, ya que aún sin ser el himno oficial, se repitió una y otra vez a la lleguada de los sucesivos papas, tanto que en 1950, con Pía XII, se le nombra himno oficial con todas sus consecuencias.

En tal situación sustituye a la “Gran Marcia Trionfale”, composición de Viktorin Hallmayer en 1857.



Como se puede observar, ambos himnos difieren mucho, el de Hallmayer es un himno de estado más típico, dónde se enfatiza el poder terrenal del papado, por contra el de Gounod es otra historía, porque por una parte revela grandeza sobre lo que va referido, pero sin entrar en esas cadencias tan típicas de los himnos, de tal forma que no es una composición que quede fuera de lugar en una eucaristía, cosa que sería impensable con la composición de Hallmayer. Se puede decir que en esto se remarca el poder espiritual del papado, aunque sin desdeñar su poder temporal, porque no olvidemos que Pío IX estaba totalmente en contra de la constitución de Italia como estado a costa del reino de Pedro.
Esto se nota hasta en la letra, que es en italiano la de Hallmayer pero en latín la de Gounod.

En todo caso, queda claro que es una composición dual, que puede ser interpretada fuera de una iglesía, o sea, interpretada como marcha, o dentro de una iglesia, interpretada como himno.

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